viernes, 12 de junio de 2009

La visibilidad, una prioridad posmoderna

La idea de este espacio es producir un análisis sobre la concepción actual de las vivencias mediante la producción material de recuerdos en fotografías. Cómo se altera la percepción de la realidad con el filtro de la cámara fotográfica delante nuestro. La falsa idea de la vida para la publicación y difusión mediante internet de momentos públicos o privados desdibujando los límites entre estos.

La masificación de la cultura fotográfica se vio incrementada por la aparición de la cámara digital, la posibilidad de los resultados inmediatos sumado a la ampliación de la cantidad de tomas posibles logró borrar la carga mítica de la producción de imágenes, corriéndola del mero propósito artístico o documental, volviéndola solo un elemento más de la cotidianidad.
Nan Goldin sostenía que el poder de la foto residía en la preservación ante el olvido, un recorte en la memoria por lo que el ser fotografiado se volvería inmortal, una historia inconclusa. “La memoria permite un flujo interminable de conexiones. Si cada foto es el relato de un hecho, entonces la acumulación de esas fotos se acerca a la experiencia de la memoria, del recuerdo; una historia sin fin”.
¿Qué queda de esta concepción? ¿Acaso la popularidad y facilidad con la que se nos presenta la fotografía le ha quitado toda espiritualidad? El hoy por el hoy, la cultura de lo inmediato. Casi en el mismo momento en que se produce una toma fotográfica se confecciona el ideario de respuesta que se tendrá sobre la misma.
Fotolog, Flickr, PhotoBlogs o hasta el más reciente Facebook comparten una idea en común: publicar, compartir y comentar momentos únicos (o no tanto), propios y ajenos, inmortalizados en imágenes. El punto que nos proponemos analizar es cómo cambió la relación de las personas con su entorno si la consigna es vivir para mostrarlo después. “De nada sirve visitar un lugar si no puedo mostrar que estuve allí”. Y si esto es así, de qué sirve relacionarse solo para poseer una fotografía y no aprovechar la experiencia y sensaciones que estando allí pueden producirse.
La nuevas redes sociales determinan pautas culturales, establecen un conjunto de personas mostrando su vida privada, construyendo una identidad de personaje.
La cámara se interpone entre nosotros y el mundo con una sola finalidad, que luego podamos compartirlo con amigos, gente conocida o perfectos extraños. Hacerlos testigos, pero ¿de qué? ¿De una experiencia o de un acto meramente fotográfico? ¿Apuntamos a una cultura más pública y transparente, o será que en la gente simplemente se impone la fascinación por exhibirse?
Es el deseo del hombre contemporáneo solo eso, el ser visible. El miedo al anonimato impulsa esta sobrepoblación de imágenes en internet, nos validamos como personas siendo visibles para un otro. Validamos nuestras experiencias si contamos con la aprobación, envidia o hasta reproche de los ojos del “público”.

Somos nosotros lo real o es aquello que proyectamos mediante la toma fotográfica.


1 comentario:

  1. Creo que es una necesidad de estar mostrandose todo el tiempo, no digo que todos por igual, pero mcuhas veces vemos fotos en dodne se ve que la foto grita y bsuca llamar la atencion, grita, Estoy aca!! y esa soy yo!... como una necesidad, que diria muy influenciada por la sociedad, de mira lo que tegno, como me viste, mirame, mirame y mirama... como si fuera un mercado en dodne por al foto, por el rpoducto, por su envoltorio me doy cuenta que clase de perosna sos. Y dejando de lado lo interno, lo sentimental, lo que la persona realmente es. La foto, creo que paso a convertirse en un mostrarme quien soy yo, dejando de lado ese recuerdo de ese instante!

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